"No dejaba de sorprenderme el ver que los demás hombres continuaban viviendo, mientras que aquel a quien yo había amando como si fuera inmortal estaba muerto. Y me maravillaba todavía más que él hubiera muerto mientras yo seguía vivo, porque yo era su segundo yo. ¡Qué bien lo expresó cuando dijo que su amigo "era la mitad de su alma" !(Horacio, Odas, I, 3.8). Yo sentí que mi alma y la suya no eran más que la misma en dos cuerpos. Me horrorizaba tener que vivir, porque no quería vivir a medias. Quizás, ésta también era la razón del miedo a morir que tenía, ya que aquél a quién había amado tanto no había muerto del todo."
Confesiones IV, página 70.
ME ENCANTO. SOLO ESO...
ResponderEliminarAME SOBRETODO LAS ULTIMAS PALABRAS..
LA CAGÓ !
HERMOSO :D